La industria alimentaria constituye una de las actividades económicas más importantes para la economía aragonesa, no solo por sus cifras relativas a número de actividades presentes en el territorio y generación de empleo y valor añadido, sino por el hecho de encontrarse asentada, en mayor o menor medida, en buena parte del territorio regional, incluso allí donde las condiciones socioeconómicas de base -estructura del mercado laboral, accesibilidad a infraestructuras productivas, inversión pública, etc.- resultan deficitarias para garantizar el desarrollo de muchas otras actividades económicas, especialmente aquellas más dinámicas y con mayor capacidad para generar altos niveles de valor añadido. Sirva como ejemplo el hecho de que, de los 731 municipios aragoneses, 397 -el 54,31 %- cuentan, al menos, con alguna actividad dedicada a la producción agroalimentaria. En definitiva, se trata de un conjunto de actividades que, sumadas a las agrarias, contribuyen decisivamente a la cohesión socioeconómica y territorial de la Comunidad Autónoma.

Según datos del Instituto Aragonés de Estadística, Aragón cuenta con 2.146 actividades económicas englobadas en la rama correspondiente a "Industria de la alimentación, fabricación de bebidas e industria del tabaco", equivalente a los epígrafes 10, 11 y 12 del Código Nacional de Actividades Económicas (CNAE-09). Así, la industria agroalimentaria supone un 0,96% del total de actividades presentes en la región. Por provincias, Zaragoza, con sus 1.105 industrias, aporta el 51,49% del total de actividades de la industria alimentaria presentes en la región. A pesar de que las cifras de Huesca -583 actividades- y Teruel -458 actividades- resultan sensiblemente inferiores, la industria agroalimentaria oscense y turolense adquiere una relevancia capital en el conjunto de sus economías; no en vano representan respectivamente, el 27,17 y 21,34% del conjunto de sus actividades industriales.

En lo que respecta a su localización espacial -y al margen de que, tal y como se ha mencionado, la presencia de actividades industriales vinculadas a la producción agroalimentaria está muy extendida por toda la Comunidad Autónoma-, el corredor del Ebro debe considerarse como el entorno donde la concentración de estas actividades resulta más significativa. 

Igualmente destacable es la concentración que se observa vinculada a determinadas apelaciones agroalimentarias de calidad certificada y estrechamente vinculadas con partes muy concretas del territorio. Buenos ejemplos de este hecho se encuentran en el Bajo Aragón -con las denominaciones de origen Aceite del Bajo Aragón y Melocotón de Calanda como principales promotoras de un sector agroalimentario especialmente potente-, o con igual resultado, en el entorno de denominaciones de origen vinícolas como las de Cariñena, Somontano, Calatayud o Borja.