Temperatura media estacional

El análisis de las temperaturas medias estacionales de la Comunidad Autónoma de Aragón deja entrever, una vez más, lo contrastado tanto de su territorio como de su clima.

Comenzando por el verano, se trata de una estación cálida en prácticamente toda la Comunidad Autónoma, con una temperatura media que puede fijarse en torno a los 22 ºC . Las tierras del valle del Ebro y las cumbres pirenaicas presentan los valores extremos . En el primer caso, la posición deprimida respecto de su entorno inmediato y la escasa influencia dulcificadora del mar hacen que la media de temperatura estival supere los 24 ºC , alta para nuestras latitudes. En el caso de las cumbres pirenaicas la altitud sobre el nivel del mar es, evidentemente, la que provoca que la temperatura media estival llegue a descender hasta los 10-12 ºC , dando como resultado veranos que pueden considerarse como frescos.

Conforme avanza el otoño las temperaturas se suavizan en todo el solar aragonés, registrándose una temperatura media de entre 12 y 16 ºC en buena parte de la Comunidad Autónoma. Por lo general, el mes de septiembre e incluso parte del de octubre, mantienen rasgos térmicos cercanos al verano, siendo a partir de estas fechas cuando el descenso de las temperaturas se hace más acusado.

El invierno presenta unos valores promedio de en torno a 7 ºC en el tercio central de la Comunidad -Monegros, Bajo Cinca y Bajo Aragón-. Conforme aumenta la altitud media, hacia los somontanos pirenaico e ibérico, la temperatura promedio baja a os 4-6 ºC. El siguiente escalón térmico se encuentra en las Sierras Exteriores del pirineo y en el Altiplano turolense, los valores promedio bajan a los 2-4 ºC. La cumbres ibéricas y sobre todo pirenaicas presentan los inviernos más duros, con temperaturas medias que en puntos concretos pueden situarse por debajo incluso de los 0 ºC, aspecto frecuente en altitudes elevadas.

La perdurabilidad de las heladas o la irrupción de masas de aire frio de origen polar o siberiano resultan situaciones que pueden darse incluso hasta abril, con lo que la primavera -tal y como ocurre con el otoño- tiende a mantener los rasgos térmicos de la estación predecesora hasta entrado el mes de mayo. Así, la primavera resulta, como promedio, en torno a 2 ºC más fría que el otoño .

El resultado final de la información ráster ha sido obtenido a través de la recopilación de datos de las últimas tres décadas del siglo XX (1971-2000), periodo cuya duración es considerada idónea para los análisis climáticos según la Organización Meteorológica Mundial y que está siendo actualmente utilizado como periodo de referencia y de comparación entre valores.